La velocidad y el tocino

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El titulo del post viene a cuento de la falta de criterio y objetividad que muchos managers exhiben a la hora de tomar decisiones y que condiciona tan negativamente los resultados de su gestión. Confundir la velocidad con el tocino ya tiene delito y aunque parece imposible, a aquel que se le ocurrió la comparación, lo clavó.

La temporada gloriosa de Champion y Liga fue analizada por los directivos del club y llegaron a la conclusión de que el equipo bordaba el futbol y estaba en excelentes manos, y que lo que procedía era la continuidad.

Si hubiesen mirado objetivamente, habrían visto que el Barça no compitió ese año en la Liga y que la consecución de la Champion se debió fundamentalmente a toneladas de suerte concentradas en unos partidos. Me sentí muy feliz como madridista y pensé que era la guinda del pastel para el final de la era Ancelotti.

No me gustó su continuidad, y el año siguiente nos han pintada la cara en la Liga y en el Etihad Stadium. Catorce puntos por detrás y una goleada europea, ganando algún trofeo menor, aunque eso si, después de eliminar al Barça. Hemos perdido un año y me temo que este también lo vamos a perder.

El equipo de la temporada glorioso y el de la cara pintada es básicamente el mismo, con un déficit importante de sistemas de juego y con una plantilla que pide a gritos una renovación. Aquel con capacidad de distinguir la velocidad del tocino tendría que haber aprovechado el gran éxito para despedir- en el sentido de decirle adiós- a Ancelotti con grandes honores, y haber empezado un nuevo proyecto con un nuevo entrenador, con fuerza y mentalidad efervescente y con unos esquemas de juego, que contrarrestasen la evolución futbolística de Ancelotti que se ha limitado a incorporar a su hijo como segundo entrenador.

Ningún mánager va a reconocer motu proprio que un mal resultado de su equipo se debe a su deficiente gestión y siempre nos explicará como el mercado, la suerte, la coyuntura económica- por no hablar de que los productos y servicios de la competencia son mucho mejores- o cualquier cosa que se haya cruzado por su camino son los únicos responsables del desaguisado.

Además, en muchísimas empresas la falta de exigencia en el cumplimiento de objetivos ha creado un entorno de mediocridad que hará que el mánager de ese mánager le compre los argumentos para esgrimirlos en su explicación hacia arriba.

Seamos objetivos en el análisis de nuestra gestión, asumamos nuestros errores y tomemos medidas para subsanarlos, formémonos para conseguir equipos eficientes que cumplan resultados consistentemente, y busquemos insistentemente tener el mejor equipo profesional posible.

Para eso:

  • Hay que incorporar gente joven con buen cv y potencial
  • Hay que ser tremendamente exigente
  • Hay que dejar espacio para que aprendan a ser competitivos
  • Hay que realizar evaluaciones rigurosas y con consecuencias- planes de desarrollo ad hoc y desvinculaciones cuando el plan no surta efecto
  • Hay que dar un continuo coaching personal que les ayude a mejorar en el día a día en temas específicos identificados en las evaluaciones.

La mediocridad, una epidemia sin vacuna

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Recurro con mucha frecuencia a la mediocridad porque me parece que es un mal endemico de nuestra sociedad que se manifiesta en nuestras empresas y que entorpece, en el mejor de los casos, o arruina un proyecto empresarial. Leo de vez en cuando artículos de Jorge de los Santos y este que os adjunto me ha ayudado a definir con mayor precisión las consecuencias del virus de la mediocridad.

El articulo en general no tiene desperdicio pero esta sentencia que he entresacado da en el clavo en la explicación de lo que genera el mediocre con galones:

“el mediocre solo es capaz de reconocer (y poner en valor y emparentarse) a otro mediocre, y como sucede en las lógicas de la corrupción, irradia. Donde hay un mediocre seguro que habrá más porque antes de alcanzar su punto de máxima incompetencia (el principio de Peter en las jerarquías laborales) habrá hecho escalar y prosperar a otros semejantes, habrá generado una infraestructura de mediocres alrededor”

 Me sorprende que la irradiación de partículas negativas sea mucho mas eficiente que la dispersión de partículas positivas y sin meterme en disquisiciones me atrevería a decir que lo que juega como elemento diferencial es la rechazo hacia los mensajes positivos, pero con coste personal, frente a la receptividad hacia aquello que me facilita la vida y el coste es para mi empresa.

Poner los intereses de la empresa por delante de los personales es puro sentido común porque si a mi empresa no le va bien a mi me acabara yendo mal, bueno regular, porque mis mecanismos de autodefensa en un mundo de buenismo, y las políticas de subsidio pueden aliviar la situación.

La falta de exigencia, las grandes citas históricas como “el trabajo es un castigo divino” y algun gen que debemos de tener, son el cocktail para “no vivir para trabajar sino trabajar para vivir”. Expresión técnicamente correcta, con la que estoy de acuerdo pero que con unas cuantas capas interpretativas acaba siendo un “que curren ellos que se lo llevan crudo, que para lo que me pagan ya les vale”.

Reconozco que ser un buen manager no es fácil cuando tienes la voluntad de serlo, pero desde luego si consideras que serlo consiste en disfrutar de unos privilegios para vivir mejor, entonces la cosa se convierte en imposible. Y aquí la teoría de Jorge de los Santos campa por sus respetos.

Parece que la vacuna contra el covid funciona y permite a la humanidad convivir con el virus sin que los estragos sean catastrofico. Ese tipo de vacunas no existe frente a la mediocridad y por tanto se hace imposible que una empresa este sana cuando sus managers dan positivo en mediocridad ya que las tasas de contagio se disparan.

Si la cuenta de resultados de tu compañía va mal, no hagas nada de lo que te dicen los libros: análisis de mercado, reposicionamiento, cambio de estrategia, olvídate. Haz una pcr a tus managers y a los que den positivo- que serán casi todos- ponles en tratamiento un tiempo prudencial y con quien no reaccione inicia un proceso de desvinculación. Ah, y por vergüenza torera vete de la compañía porque tu como director general has sido el que has traído el bichito.

Las start up y compañías de nueva creación nacen sin contaminación, son espacios limpios pero no inmunes, suelen tener gente talentosa y joven, y por tanto difíciles de contagiar por el virus de la mediocridad, pero ojo que hay mas virus- como el de la arrogancia-, y hay un déficit de atención a la creación de una organización eficiente en favor de la componente técnica o tecnológica del negocio, y este déficit puede abortar grandes business plans por mala operación en general y falta de clientes en particular.

San Agustin también le da un capón a los mediocres y les quita la excusa de los malos tiempos señalándolos a ellos, los mediocres, como los malos:

 “Los hombres dicen que los tiempos son malos, que los tiempos son difíciles: vivamos bien y los tiempos serán buenos. Nosotros somos los tiempos: así como nosotros somos, son los tiempos” 

LA PRIMERA PIEDRA DEL MEJOR EQUIPO POSIBLE

– Crear desde el primer momento una hoja de ruta de la organización basadas en los perfiles requeridos ahora y en el futuro.

– Seleccionar talento.

– Dirigir con exigencia para que consigan resultados consistentemente.

– Dejarles espacio para que con responsabilidad vayan creciendo.

– Desarrollar planes individuales para que mejoren y estén preparados para asumir nuevos y mayores retos.

El manager tiene que llegar a ser un experto en la valoración de gente y para ello debe tener una estructura clara de análisis de las habilidades. Así, tiene que ser ágil en su utilización tanto inicialmente cuando recibe un equipo, como periódicamente cuando evalúa el comportamiento de sus empleados.

En este post no voy a hablar en detalle de la evaluación de rendimiento, que aunque es matemática pura, es muy importante porque desencadenara los procesos de revisión salarial y asociados. De hecho mi recomendación es realizar la evaluación de comportamiento y habilidades, separadamente de las evaluaciones de rendimiento para evitar cualquier contaminación.

De lo que voy a hablar es de la evaluación de comportamiento, que no tiene casi nada que ver con el performance y tiene todo que ver con los planes de desarrollo personales. Es verdad que cuando se tienen que tomar decisiones correctoras, e incluso de desvinculación, la base para ellas es el performance de rendimiento. A partir de éste, basado en el performance de comportamiento y habilidades, se debe establecer un plan de mejora, que de no llegar a buen puerto acabara en desvinculación.

El manager debe partir de una estructura de las habilidades, que en mi caso estaban agrupadas en las cuatro fuerzas de elmalabarhelicópteroejecuciónpeople management y lead by example.

Es muy importante que el manager entienda lo que significa cada una de estas habilidades a partir del concepto que hay detrás de cada definición, para así poderlo trasmitir a sus managers.

También debe aprender a relacionar la actividad y actitud de sus managers con  las diferentes habilidades. Para ello, además de la ya mencionada agrupación de habilidades, debe asociar a cada habilidad unos comportamientos observables que denoten la posesión o falta de habilidad de un determinado manager (estructura-del-perfil-de-manager-ejemplo)

Es muy importante que el manager se familiarice con esa estructura y con su significado, teniéndola siempre muy presente. De esta forma, con ella en la cabeza, debe aprovechar todas las oportunidades que tenga para “cazar evidencias” de sus managers para ir montando con ellas el retrato robot e identificando las áreas de mejora de cada uno de sus colaboradores.

Para la  primera vez que se haga un assessment de un equipo os doy algunas sugerencias:

– Hacedlo cuanto antes, porque ese análisis será el punto de partida para todo el plan de desarrollo individual.

– Hacedlo conjuntamente para todo el equipo. Para cada evidencia, buscad quién es el que mejor y peor se comporta en el equipo y luego, colocad al resto.

– Siempre que sea posible apoyaos en evidencias.

– Es bueno que el manager se autovalore. El contraste con tu valoración es un excelente ejercicio para sintonizar los criterios.

– La valoración puede ser numérica o relativa. Particularmente yo prefiero dar valores numéricos aunque solo como apoyo y no como soporte de futuras decisiones.

– Hay que ser muy crítico porque el único objetivo del assessment es crear un plan de mejora por lo que ni el mejor manager del grupo debe salir con un “10”. Por el contrario, un manager con mucho potencial pero poca experiencia debe “salir mal parado” de la valoración.

– El resultado de la evaluación de comportamiento debería señalar la capacidad del manager para realizar la función que se le ha encomendado (que debería estar en línea con la evaluación de rendimiento, pero que no siempre ocurre) y debería indicar además el potencial del manager.

– Llegad a un acuerdo con el manager sobre el resultado final, no debe ser un ejercicio que quede abierto.

– Compartid con RRHH y con vuestro jefe.

Si el grupo tiene la masa crítica suficiente deberían existir managers que:

– No tengan las habilidades necesarias para realizar su función y que requerirán de un plan corrector.

– Tengan las habilidades y requieren un plan de mejora

– Tengan las habilidades y demuestran potencial por lo que requerirán un plan de mejora que contemple esa circunstancia

Cuanto antes, se debe crear una hoja de ruta a tres años apoyada en esta valoración y alineada con las prioridades marcadas por la estrategia de la compañía.

Por último, el ejercicio se deberá repetir periódicamente sincronizándose anualmente con la evaluación de rendimiento (aunque se hagan en momentos diferentes).

Construir capacidad comercial en los proyectos de emprendimiento es una prioridad

No quiero arrimar el ascua a mi sardina y enfatizar la capacidad comercial frente al valor de un plan de negocio con capacidad de volar- este es condición necesaria pero ni mucho menos suficiente-, sin embargo sí que me gustaría elevar la importancia de la capacidad comercial y, por tanto, la necesidad de prestar mucha más atención a esta de la que creo que en la actualidad se le presta.

Cuando no se había inventado el emprendimiento y había vendedores muy buenos con ambiciones, estos se independizaban- haciendo competencia border line a su antigua compañía- y cuando constituían la empresa ya llevaban vendiendo “below the line” durante meses. Su problema no era el primer pedido ni la capacidad para vender, sino que luego no eran capaces de crear una empresa.

Ahora afortunadamente existe el concepto de emprendedor, existen ayudas para ellos, y las grandes escuelas de negocio se han ocupado de poner en valor la necesidad de desarrollar solidós planes de negocio. Este movimiento hace que cualquier proyecto que pase los filtros va a tener más posibilidades de cuajar. Sin embargo, este enfoque mucho más profesional y con tintes de “elitismo” oscurece lo que por ser más prosaica no deja de ser tan importante como lo glamuroso, la gestión.

Veo muy descompensado el acompañamiento al emprendedor en la preparación de su proyecto frente a su soledad a la hora de gestionar. Incluso la formación de managers hace mucho énfasis en marketing, finanzas y preparación de planes e negocio pero no me parece que sea adecuada para enseñar a gestionar, entendiendo como tal: conseguir objetivos consistentemente mediante la dirección de una organización o equipo.

Creo que la mayoría de proyectos de emprendimiento adolecen de capacidad comercial porque los emprendedores se sienten más cómodos en su role de business managers y en las rondas, que como gestores, y porque creen que con las relaciones de los accionistas y de los asesores y con el sólido plan de negocio, las ventas caerán sin ninguna dificultad, craso error.

Ahí va mi sugerencia: hay que crear capacidad comercial a través de un departamento comercial desde el minuto1.

La capacidad comercial requiere de dos funciones que se plasman en dos figuras, un director de marketing o desarrollo de negocio y un director de ventas.

 El primero posiciona a la compañía y generara contactos potenciales con posibilidad de éxito, y para ello: definirá la oferta, construirá la value proposition, segmentará el mercado y establecerá las actividades de marketing que permitan identificar la lista de potenciales, que le pasará al departamento de ventas y será la materia prima de su actividad.

Muchas son las vías para acceder a esos contactos potenciales y entre ellas están las relaciones de los accionistas, que tienen su sitio, pero siempre bajo las directrices del plan de actividades y no como único elemento de captación.

El segundo dirigirá un equipo de ventas que realice una gestión eficiente que convierta un contacto potencial en cliente y para ello establecerá un governance basado en planificación y control de la actividad. El vendedor debe preparar el contacto con el potencial, establecer un plan de visitas para investigar las necesidades del cliente y hace un análisis para cualificar si ese contacto potencial se puede convertir en cliente. Si ese análisis da positivo- objetivamente -deberá preparar la oferta ganadora y establecer un plan de visitas para convencer al cliente.

La chispa comercial es la guinda del pastel de un buen vendedor pero el pastel es el rigor en la gestión y para ello se requiere una metodología de trabajo– vale cualquiera-, yo utilizo “FIT&TRUST”- basada en que no existe la mejor oferta, sino la oferta ganadora y esta es la que fits con los requerimientos del cliente y ha conseguido el trust de este. Es lo que ya enseñaba Dale Carnagie en 1936 a través de su libro “Como ganar amigos”, la misma idea, pero adaptado a las prioridades que yo considero en un Director de Ventas.

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Emprendimiento digital

Cuando pienso en el emprendimiento en España tengo malas vibraciones porque me parece que los proyectos en general están muy pensados para la ronda de inversores- si el proyecto tiene cierta escala- pero adolecen de una gestión eficiente que baje la estrategia a la acción y que a través de resultados vaya consolidándose hasta convertirse en una empresa con futuro sostenible.

Hoy quiero incidir en una parte de la estrategia que en este momento marca la diferencia. Me refiero a la presencia de la digitalización en el proyecto, y es que hoy, cualquier proyecto de emprendimiento debe incorporar “lo digital” dentro del modelo de negocio si realmente quiere tener éxito, y si un proyecto no lo tiene se convierte en una diferenciación negativa.

Ser digital es mucho más que tener los datos en la nube u optimizar el contacto con los clientes aprovechando las nuevas tecnologías- la nube, la movilidad y las redes-, ser digital es ser Amazon como “role model” que ya nació así y no tuvo que transformarse, porque transformar significa destruir e ir contra muchas de las estrategias, organizaciones o canales establecidos en una empresa tradicional, significa atacar las fuentes de generación de ingresos establecidas y además, el perfil de los empleados está muy lejos de poder responder o evolucionar hacia el mundo digital.

La estrategia y no la tecnología es la base para ser un jugador de división de honor en el mundo digital porque cada vez más, la tecnología está al alcance de todo el mundo. La digitalización es un reto para el emprendedor que abrirá una brecha con las empresas tradicionales con las que tendrá que competir y le pone en igualdad de condiciones para poder competir con otros proyectos de emprendimiento “nacidos digitales”.

Los grandes almacenes con grandes tiendas necesitan tráfico en sus establecimientos y los bancos tradicionales con sus macro redes de oficinas están más o menos en la misma situación. Para ellas la transformación digital no es un reto sino una amenaza.

Pero no todo es digitalización en un proyecto de emprendimiento, sobre ese elemento se debe construir la futura empresa mediante una gestión eficiente que refleje la estrategia, que mediante los departamentos de marketing y ventas consiga consistentemente objetivos de ventas ambicioso, y que trabaje con planificación, seguimiento y exigencia en el cumplimiento de objetivos.

Hay otro elemento para el éxito, entendido este como la sostenibilidad en el tiempo, y es la organización: desde la estructura hasta el perfil y competencias del staff. Se tiene que preparar una organización eficiente que responda a los requerimientos de los planes a ejecutar y no una organización de “business school”, ni “rácana”. Y los primeros años son claves para evitar cometer errores que vayan a condicionar la sostenibilidad, y tenemos el ejemplo en las operadoras de móviles que rompieron el monopolio del incumbente en España.

Esas operadoras se encontraron con una oportunidad de mercado explosiva que les obligó a incorporar muchísimos empleados de una forma muy desordenada y sin preocuparse de establecer una cultura y unos criterios de funcionamiento. Pasados 5 años de vorágine, ya no existía enmienda para construir una organización competitiva que respondiese a los retos que aparecerían en el futuro. Y que de hecho aparecieron: operadores virtuales, empresas de servicios digitales y otros actores que han dejado al operador como puro pipeline de datos y con poca capacidad de competir con los “nuevos actores”. Y claro, si has nacido en un mercado que quiere romper el monopolio con gran predisposición de los abonados del incumbente a portar su línea, y si regalas terminales via subvencionados, estas mal pertrechado para afrontar la amenaza, y aparece el escenario M&A en el que hoy nos encontramos.

Mi recomendación a los emprendedores: una estrategia que incorpore “lo digital”, una gestión que propicie la consecución consistente de objetivos ambiciosos y un management que sea capaz de contratar y desarrollar talento prestando una especial atención a la componente “people” dentro del management.

El manager y el teletrabajo

 

Parece que el teletrabajo ha venido para quedarse- como esta frase que tan poco me gusta pero que parece que también ha venido para quedarse-. El teletrabajo estaba en la lista de espera de las cosas que la tecnología ya permitía, pero a las que la inercia de la tradición bloqueaba su evolución. Sigue leyendo